Es la virtud que se presupone a todos nuestros jefes y mandatarios, si no estás dentro de este colectivo debes ganártelo, y lo harás por tu inteligencia, lo ganarás con tu cabeza. Pero no te acomodes, porque si eres de esos a los que se presupone, puedes perderlo y es que este respeto… se pierde por la boca.
Está claro que no nos referimos al respeto del miedo o al respeto de una jerarquía establecida, no entiende de rangos ni de sexos, se ve entre personas iguales y se tiene con subalternos. Es la cualidad que debe tener un verdadero líder, que hará que le sigan, que hará que confíen en su palabra, sin mentiras, sin engaños y sobre todo… que hará que confíen en sus actos.
Lo vemos en el día a día, lo vemos en la calle, en nuestras casas, en el trabajo, lo envidiamos, lo odiamos y la vez lo deseamos, pero nunca, nunca hay que temerlo. El líder contemporáneo no debe ocultarse, no debe ser distante e inaccesible, debe ser una persona cercana con la que se pueda dialogar, hablar, debatir y refutar, y es que muchos hacen dogma la célebre frase: «Es mejor permanecer callado y parecer tonto, que hablar y demostrarlo».
Mi respeto a todas las mujeres que nos rodean que luchan por ganárselo y tanto les cuesta!!
Desde el respeto, dedica un poco de tú tiempo a la gramática y ortografía.
Muchas gracias por tu consejo Anónimo. Lo pondremos en práctica.
Entendemos que cuando dices: "tú tiempo" querrás decir mejor: "tu tiempo" haciendo referencia al adjetivo posesivo no al pronombre.
Personalmente nos infunden más respeto las personas que se confunden y lo reconocen, que las que se creen superiores e igualmente se equivocan. Es que el respeto… se pierde por la boca… 😉